domingo

No Tiene Precio

Lejos de utilizar el slogan de una afamada tarjeta de crédito, no todo tiene precio. No todo se puede comprar. No todo tiene un valor pecuniario. Sí, por el contrario, todo tiene valor. Valor moral, valor sentimental, valor ético.

¿Quién le da valor a las cosas? ¿Quién le da valor a las acciones? Nosotros mismos. Cada uno de nosotros hace asignación de valores en todo momento. Lamentablemente, en muchas ocasiones, buscamos el valor monetario en cosas o en acciones que, justamente, no tienen precio. Obviamente, estas cosas o acciones contienen una alto valor emotivo, pasional, moral, sentimental y ético.

No habrá mañana, no habrá futuro para nuestros hijos, no habrá porvenir, si sólo seguimos fórmulas mercantilistas en nuestra vida cotidiana. Fórmulas que llevan al egoísmo, a la necedad, a la soledad.

Son las bases sólidas del amor, de la unión, de la comprensión, de los valores morales y éticos de gente de bien, las que permiten forjar un pueblo, una nación, un mundo.

¿Cuán difícil será entender que hay jóvenes en nuestro pueblo, en nuestra nación, en nuestro mundo, que quieren vivir sobre estas bases? Será muy difícil, pero no imposible. Sonará descabellado, pero nunca desacertado. Sonará utópico, pero nunca se torcerá el rumbo. Hará dudar a mucha gente, pero convencerá a otras tantas.

A veces nos resulta complicado y nos implica todo un esfuerzo, tratar de explicar que lo que buscamos con Valor no es un rédito económico. Por supuesto, entendemos, no somos necios, que no es algo habitual que se inicien proyectos con otros objetivos, menos tangibles y mucho más trascendentes. La historia, la cultura, los personajes, los acontecimientos, existen y, simplemente, los queremos conocer y que vos también tengas la posibilidad de hacerlo a través de estas páginas.

Es un camino que va tomando su rumbo a medida que es transitado, pero con las firmes convicciones que le dieron vida: respeto, responsabilidad, decencia, compromiso.

Aprovechamos este espacio para agradecer la colaboración y el apoyo de manera desinteresada de familiares, amigos y lectores, que son nuestra fuente de energía más potente.

Retomando el slogan de la afamada tarjeta de crédito: Imprimir esta revista: muchos pesos con la tarjeta. Gastos de teléfono e internet: otros tantos pesos con la misma tarjeta. Dejar este pequeño y humilde aporte a nuestro pueblo, a nuestra nación, a nuestro mundo: No tiene precio.


Diciembre 2003.


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