Existe un mundo corrompido. Un mundo de frivolidades. Frivolidades que llevan a cometer actos irracionales, actos inconcientemente dañinos. Causar daño al otro no es de buenos seres humanos. Sin embargo, las buenas acciones que vemos o escuchamos que se hacen, resaltan en nuestras vidas como acontecimientos admirables o extraordinarios.
¿Cuándo fue que nos corrompimos? ¿Cuándo nos convertimos en frívolos? ¿Cuándo aprendimos a criticar por criticar, sin el menor atisbo de formular una crítica constructiva?
Porque existe una forma de criticar constructivamente. Es el pequeño detalle, de convertir la queja infructuosa en una potencial sugerencia, que hace la gran diferencia.
Además existe, verdaderamente, un mundo de afecto y cariño. Un mundo de buen trato y buenos modales. Un mundo de respeto. Un mundo armónico. Un mundo hecho y derecho. Un mundo de integridad, de buenos valores. Afortunadamente, existe.
Claro está, que estos mundos convergen en algún punto, se intersectan. Es el punto donde algunos encontraron o encontrarán la respuesta a los interrogantes planteados anteriormente. Lamentablemente, encontraron o encontrarán engaño, malicia, odio, rencor, finalmente fracaso y soledad en aquel mundo al que fueron o irán a continuar con sus vidas.
Felizmente, ese mismo punto, esa intersección, brinda la posibilidad de elegir. Elegir dar las gracias, decir los buenos días y probar de pedir las cosas con un sencillo y sincero por favor. Es el comienzo del mundo que nos gusta a los que hacemos Valor. Un mundo donde la palabra “nuestro” es muy importante. Porque involucra al otro, lo hace partícipe. Una palabra que suma, que acompaña, que crea lazos de unidad. Por ello, acompaña a todos nuestros cintillos.
¿Es posible un mundo mejor? Dependerá de qué camino tomemos cuando enfrentemos la encrucijada. Y no es cuestión de esperar, ya que se nos presentan encrucijadas a toda hora, en todo momento. En toda acción, por rutinaria o simple que parezca, estamos decidiendo y diciendo qué mundo preferimos. Gritamos a viva voz qué mundo queremos, aun cuando guardemos silencio o cuando repitamos frases en las que no creemos.
Hoy tenemos la oportunidad de hacer algo por alguien, que a la vez representa algo para nosotros. Ese algo que contribuirá al mundo que deseamos. Este es nuestro pequeño y humilde aporte a un mundo mejor. Esta es nuestra oportunidad.
Noviembre 2003.
¿Cuándo fue que nos corrompimos? ¿Cuándo nos convertimos en frívolos? ¿Cuándo aprendimos a criticar por criticar, sin el menor atisbo de formular una crítica constructiva?
Porque existe una forma de criticar constructivamente. Es el pequeño detalle, de convertir la queja infructuosa en una potencial sugerencia, que hace la gran diferencia.
Además existe, verdaderamente, un mundo de afecto y cariño. Un mundo de buen trato y buenos modales. Un mundo de respeto. Un mundo armónico. Un mundo hecho y derecho. Un mundo de integridad, de buenos valores. Afortunadamente, existe.
Claro está, que estos mundos convergen en algún punto, se intersectan. Es el punto donde algunos encontraron o encontrarán la respuesta a los interrogantes planteados anteriormente. Lamentablemente, encontraron o encontrarán engaño, malicia, odio, rencor, finalmente fracaso y soledad en aquel mundo al que fueron o irán a continuar con sus vidas.
Felizmente, ese mismo punto, esa intersección, brinda la posibilidad de elegir. Elegir dar las gracias, decir los buenos días y probar de pedir las cosas con un sencillo y sincero por favor. Es el comienzo del mundo que nos gusta a los que hacemos Valor. Un mundo donde la palabra “nuestro” es muy importante. Porque involucra al otro, lo hace partícipe. Una palabra que suma, que acompaña, que crea lazos de unidad. Por ello, acompaña a todos nuestros cintillos.
¿Es posible un mundo mejor? Dependerá de qué camino tomemos cuando enfrentemos la encrucijada. Y no es cuestión de esperar, ya que se nos presentan encrucijadas a toda hora, en todo momento. En toda acción, por rutinaria o simple que parezca, estamos decidiendo y diciendo qué mundo preferimos. Gritamos a viva voz qué mundo queremos, aun cuando guardemos silencio o cuando repitamos frases en las que no creemos.
Hoy tenemos la oportunidad de hacer algo por alguien, que a la vez representa algo para nosotros. Ese algo que contribuirá al mundo que deseamos. Este es nuestro pequeño y humilde aporte a un mundo mejor. Esta es nuestra oportunidad.
Noviembre 2003.
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