La política, entendida como herramienta posible para lograr solucionar los problemas de la gente, es letra simple y plagio común de todos los políticos. No podríamos asegurarlo, pero la política, como cualquier otra actividad humana y social, realizada honestamente funciona. O funcionaría debiéramos decir, toda vez que al ser un acto humano, no puede estar exento de insensatez, maldad y perversa ambición.
De la realidad posible, entonces sí, solo queda mentar y tallar hasta el hartazgo el “solucionar los problemas de la gente”. Hace un tiempo que venimos pensando, porqué existen los problemas. Idiosincrasia malvada y artera, devenida en causa y nuevo efecto de nuevas y viejas equidades. Desde mucho antes de que naciera la política, que nada es como debe ser. Mentiras, cuentos y engaños siempre han explicado (mentido, contado, engañado) razones inexactas e inalcanzables. La gente continúa con sus problemas. La historia y el presente tienen sus ciclos. Se reciclan las promesas y las excusas, mientras las aflicciones aumentan de forma exponencial.
Por estos días estamos en una nueva vuelta de la milagrosa rueda eleccionaria. Los aires de estas tierras se llenan de ecos del pasado, de sonoras contradicciones que alimentan laberintos en espiral. ¿El objetivo? Convencer (o confundir) al electorado. La sociedad se pierde en la selva de los mil candidatos y de las listas recolectoras. Se dispersan los votos, se acompañan de silencios mediáticos nacionales exportados. Nada se consume puertas adentro, donde se pretende gobernar. Cada uno hace sus cálculos intentando obtener del pueblo la rebanada que más le conviene, o la que puede.
La elección, como acto social y político, nos movilizó a poner frente a ustedes nuestra humilde y parcial visión. Intentamos acercarle un abánico amplio y plural. Ofrecemos entonces, recortado con el filo de nuestras propias limitaciones, un especial Elecciones, pero dotado de los valores que dieron origen a esta publicación. Los mismos que hoy la hacen renacer, ahora lanzada al mar virtual.
De la realidad posible, entonces sí, solo queda mentar y tallar hasta el hartazgo el “solucionar los problemas de la gente”. Hace un tiempo que venimos pensando, porqué existen los problemas. Idiosincrasia malvada y artera, devenida en causa y nuevo efecto de nuevas y viejas equidades. Desde mucho antes de que naciera la política, que nada es como debe ser. Mentiras, cuentos y engaños siempre han explicado (mentido, contado, engañado) razones inexactas e inalcanzables. La gente continúa con sus problemas. La historia y el presente tienen sus ciclos. Se reciclan las promesas y las excusas, mientras las aflicciones aumentan de forma exponencial.
Por estos días estamos en una nueva vuelta de la milagrosa rueda eleccionaria. Los aires de estas tierras se llenan de ecos del pasado, de sonoras contradicciones que alimentan laberintos en espiral. ¿El objetivo? Convencer (o confundir) al electorado. La sociedad se pierde en la selva de los mil candidatos y de las listas recolectoras. Se dispersan los votos, se acompañan de silencios mediáticos nacionales exportados. Nada se consume puertas adentro, donde se pretende gobernar. Cada uno hace sus cálculos intentando obtener del pueblo la rebanada que más le conviene, o la que puede.
La elección, como acto social y político, nos movilizó a poner frente a ustedes nuestra humilde y parcial visión. Intentamos acercarle un abánico amplio y plural. Ofrecemos entonces, recortado con el filo de nuestras propias limitaciones, un especial Elecciones, pero dotado de los valores que dieron origen a esta publicación. Los mismos que hoy la hacen renacer, ahora lanzada al mar virtual.
Octubre 2007
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1 comentario:
Hola, vengo a dejar mi saludo.
Slds.
Aguijonmagico.
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