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Aprendiendo a Salvar Vidas


Una toma de conciencia sobre la importancia de saber primeros auxilios. Para saber qué hacer en esos momentos en que todos se paralizan. Además, cómo es ser voluntario y disfrutar ayudando a quienes lo necesitan.

Carlos Fridmann tiene 28 años, es farmacéutico, trabaja en una industria alimenticia y en enero va a ser papá. Miriam Ru tiene 37, es madre, ama de casa y actualmente busca trabajo. ¿Qué las une a estas dos personas? Un gran amor, pero no de pareja, sino hacia el prójimo. Son el Coordinador y la Sub-Coordinadora del Cuerpo de Socorro de la Cruz Roja Argentina Filial San Andrés. Aquí cuentan qué servicios se brindan en la sede y, especialmente, qué acciones realiza el grupo de socorrismo al que pertenecen.

Carlos comienza diciendo: "Las actividades que se desarrollan en la filial son: escuela de enfermería, atención asistencial (médicos todos los días durante todo el día), vacunación, grupo de sicología, escuela de buceo, y el cuerpo de socorro formado por voluntarios que somos nosotros". La Cruz Roja se creó en 1862 sobre la base de ayudar al que más lo necesita, y los que lo hacían, eran todos voluntarios.

En consecuencia, uno de los principios de la Cruz Roja es el voluntariado y es el requisito fundamental para su funcionamiento. "Hace cuatro años que estamos trabajando de acuerdo a lo que la comunidad va necesitando y, a su vez, por los caminos que indica la Cruz Roja Argentina", indica Carlos. Todas las filiales se manejan con los mismos códigos, y se van adaptando a las necesidades del país y de la zona de influencia de cada una.

Se sabe fehacientemente que se necesita como mínimo tres personas para la atención de una víctima que tuvo un accidente en la calle y, sin embargo, las ambulancias tienen sólo dos: el ambulanciero y el médico. Entonces, el manejo de esa persona en la vía pública no es el que corresponde. "Por eso, focalizamos mucho en que siempre haya un tercero en la calle y, para ello, capacitamos a la gente en primeros auxilios", explica el coordinador. Interviene Miriam: "Por ejemplo, cuando hubo ese accidente en Soul Train hace unos meses, cuando llegó el Servicio de Emergencias Municipal (S.E.M.), los voluntarios ya estaban trabajando y se sumaron a ayudar en conjunto". Se conocen con los médicos y enfermeros del S.E.M., debido a que comparten guardias de emergencias y operativos, como recitales (el de La Mona Jiménez en Ballester) y eventos multitudinarios. Consideran que cuantos más socorristas haya por la calle, muchas más posibilidades tendrán los que necesiten ayuda.

Con respecto a las probabilidades de sobrevida que tiene una persona que sufrió un infarto y recibe reanimación, se basan en estudios norteamericanos. Lo explican de esta manera: hay una "cadena de sobrevida" que tiene cuatro eslabones, y si se corta uno de ellos, se rompe la cadena. El primero es identificar que a alguien le pasó algo y llamar al servicio de emergencias médicas. Así de básico y fundamental. El segundo es la reanimación cardiopulmonar básica (R.C.B.), que es la que se enseña en los cursos. El tercero es el fibrilador que da la descarga el cual llega con el cuarto que es el médico. En el caso de no estar el eslabón de R.C.B., la distancia entre la vida y la muerte se acorta. Pero las probabilidades que tiene una persona de superar un paro cardíaco, aumentan un 20% si se realiza R.C.B. y van a ir aumentando a medida que lleguen los otros eslabones.

"Nuestra tarea no es únicamente emplear los primeros auxilios. Ayudamos a dos comedores escolares, juntamos alimentos y ropa, la cual clasificamos y entregamos. Lo mismo hacemos con las familias que identificamos necesiten de ello", cuenta Carlos. Comenta que no es un requisito saber primeros auxilios para ser voluntario, lo que hay que tener son ganas de ayudar al que más lo requiere. En nuestro Partido, quieren poner todas sus fuerzas en la acción social y para ello, hacen falta más voluntarios.

Para colaborar en la Cruz Roja no hay edad, ni sexo, ni profesión. La cuestión está en decidirse, acercarse y ofrecer su tiempo haciendo algo que resulte placentero.
Intentan, y generalmente lo logran, generar una actividad en la que la persona que acude con la inquietud de querer hacer algo por el otro, se sienta cómoda. Se fijan qué cosas le gusta, sabe, estudia, y de paso, les sirve de experiencia laboral. Hay estudiantes de sicología, comunicación social, ciencias políticas, medicina, y para todos se encuentra la actividad adecuada. Muchos preguntan cuántas veces por semana tienen que ir, y la respuesta de Miriam es: "El tiempo lo pone cada uno, justamente es voluntario. Lo que sí proponemos es un compromiso. Si decís que venís, te espero".

En cuanto al sustento económico, el único ingreso que tienen es de los cursos. Dan cuatro al año, duran dos meses y los dictan los días sábados a la mañana o a la tarde. Durante el verano, hay cursos de cuatro horas de reanimación cardio-pulmonar en adultos, niños y bebés. Para las escuelas que lo deseen, pueden llamarlos y solicitar charlas para los alumnos. Los voluntarios van y, de acuerdo a las edades de los niños, les enseñan qué hacer en ciertas situaciones críticas.

La Cruz Roja es el intermediario entre el que puede dar y el que lo está necesitando. Miriam cuenta que con las inundaciones de Santa Fé, algunos medios masivos de comunicación mostraron unos depósitos llenos de cosas sin entregar. Y agrega: “Uno labura para que la gente nos crea, traiga cosas y al ver eso, se genera bronca y descreimiento. No hay que ocultar información, pero sí darla completa. La Cruz Roja trabajó muy bien y sabemos que las cosas que salieron de acá , llegaron”. Con mucho esmero, trabajan para el prójimo. Vos también podés hacerlo.

Alejandra Cinquemani - Noviembre 2003.


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