Carlos Kaspar es un actor todo terreno. Comenzó en teatro, hizo cortometrajes, realizó comerciales para radio y televisión, participó en varios programas y películas. Es fundador y director del grupo teatral “La Yunta”.
El Beby, el matón tierno de la superpremiada Resistiré, es en la vida real Carlos Kaspar, actor y director de teatro. “Lo de la tele llegó como llega todo en la vida: por casualidad”, comenta. Además, según le inculcó su primer profesor de teatro, allá por su adolescencia, había que ser culturoso, leer mucho y aborrecer a la televisión. “Es un monstruo de mil cabezas que se fagocita a la gente y le vacía el coco”, repite Carlos con voz tenebrosa, tal como el eco de aquellas palabras repiqueteando en su cabeza, le llevaron a rechazar una propuesta para una publicidad en televisión. “Hice mi primer comercial en 1993” y asegura que “no le pasó nada”, por lo que le dice a sus alumnos de teatro que hagan todo lo que puedan, refiriéndose no sólo a la televisión, sino tamién al teatro, comerciales en radio, doblajes de películas y cine.
Actualmente, Carlitos está dirigiendo a su hermano del teatro, Juan Palomino, en “América tan violentamente dulce”, que se presenta en el Teatro La Máscara en San Telmo.
-¿Cuándo empezaste a dirigir?
-A los 16 años formamos un grupo con amigos. En el fútbol, el más gordito va al arco, en teatro es el que dirige. Yo me lo tomé con toda responsabilidad. La verdad, lo disfrutaba mucho. Además, ya había leído las obras completas de Moliere, con quien sentía una gran identificación. Él murió en un escenario, así que con toda esa mística empecé.
-Y... ¿Por qué elegiste la actuación?
-Fue como todo chico que tiene la posibilidad que lo estimulen en algo. Yo fui al Instituto Ballester y comencé a actuar en los actos de la escuela. Más tarde formé parte del grupo de teatro y ya me fue imposible no amar la actuación. El Aula Magna se transformó en mi casa, mi refugio.
El actor, que ahora vive en la localidad vecina de Carapachay, reconoce que en Ballester y en el Instituto se siente muy cómodo. “Es que me crié acá, mi hija vive con su madre acá, estudié acá y todos mis amigos están acá”, deja en claro con una amplia sonrisa en su rostro.
Desde 2002 está al frente de “La Yunta”, un grupo que fundó entre padres, alumnos y ex-alumnos del Instituto, para que la gente se conociera y se desenchufara, luego del quiebre institucional y financiero de nuestro país en diciembre de 2001. “Es mi cable a tierra”, dice en un tono relajado.
En junio pasado presentaron a la comunidad “Fausto 2004”, una adaptación de la obra de Goethe, que pone en escena a 70 personas. Grandes, chicos, músicos que tocan en vivo y una gran cantidad de colaboradores, disfrutaron y dieron muestra de un gran trabajo. Kaspar cuenta: “Ahora nos tomaremos unas vacaciones, porque es muy difícil juntar a tantas personas que no se dedican a esto profesionalmente”. Sin embargo, ya están pensando en una próxima obra para junio de 2005. “Será sobre La Revolución Francesa, y con novedades respecto del teatro tradicio-nal, como ser un público de pie y los actores actuando entre medio de ellos”, adelanta el director, quien dirige a su hija y a su ex-esposa, que también forman parte del elenco.
Carlos es un polirrubro de la actuación. Participó en cine en “Flores amarillas sobre el tejado”, “Dibu 3” y en la reciente “Luna de Avellaneda”. También hizo doblaje de películas. Realizó publicidad radial lo que le permitió no gastar su imagen, pero sí ganarse unos pesos. En televisión hizo comerciales y a pesar de sus reparos debutó en “Chiquititas”. “Un día veo a mi hija saltando en la cama, tenía dos añitos, cantando chufa chufa, y yo indignadísimo, con todos los prejuicios de los que venimos del teatro. Días más tarde me llaman de Telefé y yo era feliz”, recuerda el chiquitito, dis-frutando de su anécdota. Luego, vinieron bolitos en “Ilusiones”, “El 22” y los cuarenta capítulos en “099 Central”. En 2003 el éxito de “El Beby” en “Resistiré” y actualmente lo vemos en “El Deseo”. En teatro está desde siempre. “No pasé un sólo año sin dirigir o actuar en alguna obra”, se jacta con orgullo.
-¿Cuándo te hiciste actor profesional?
-Conocí el teatro a los quince años, viendo “El burgués gentil hombre” de Moliere y con actuación de Osvaldo Terranova. Le dije a mi madre que yo quería trabajar ahí, que eso quería hacer. Así que, paralelamente a la carrera de Psicología, estudié Teatro con Rodriguez Muñoz -el de la tele es un monstruo-, Guillermo Bataglia y después estuve diez años a full en el Payró con Jaime Kohan. También tuve mi consultorio psicológico, que cerré en 1992. Pero fue luego de mi primer contrato con el Payró, que me dije: “Pucha, esto de ser actor profesional realmente me gusta ”.
-¿Cómo fueron esos comienzos?
-Tengo un amigo que me dice que soy la viuda de Kohan, porque lo quiero mucho y lo admiro como artista y como creador. Bueno, lo cierto es que me ofreció un papelito en el coro de “La oscuridad de la razón” y yo me lo tomé con mucho compromiso, una militancia. Recuerdo que pensaba: “Si una gota de mi sudor cayere sobre las tablas de este escenario, la causa estaría hecha”. Entonces, cobré mi primer sueldo y comencé con ese maratónico esfuerzo de currículum, foto, currículum, foto en los castings y agencias.
-¿Con la Yunta hasta dónde llegarán?
-El objetivo es convertir el colegio en un polo cultural, abrir la escuela a la comunidad. Es una tarea muy difícil, que conlleva un gran esfuerzo, pero año tras año vemos que cada vez convocamos a más gente. El grupo da lugar a todos, buscamos un papel para cada uno o la forma de que el que quiera, pueda participar.
-Para el remate, ¿qué es el teatro?
-Creo en el teatro como una forma de vida.
Gabriel Spinazzola - Julio 2004.
El Beby, el matón tierno de la superpremiada Resistiré, es en la vida real Carlos Kaspar, actor y director de teatro. “Lo de la tele llegó como llega todo en la vida: por casualidad”, comenta. Además, según le inculcó su primer profesor de teatro, allá por su adolescencia, había que ser culturoso, leer mucho y aborrecer a la televisión. “Es un monstruo de mil cabezas que se fagocita a la gente y le vacía el coco”, repite Carlos con voz tenebrosa, tal como el eco de aquellas palabras repiqueteando en su cabeza, le llevaron a rechazar una propuesta para una publicidad en televisión. “Hice mi primer comercial en 1993” y asegura que “no le pasó nada”, por lo que le dice a sus alumnos de teatro que hagan todo lo que puedan, refiriéndose no sólo a la televisión, sino tamién al teatro, comerciales en radio, doblajes de películas y cine.
Actualmente, Carlitos está dirigiendo a su hermano del teatro, Juan Palomino, en “América tan violentamente dulce”, que se presenta en el Teatro La Máscara en San Telmo.
-¿Cuándo empezaste a dirigir?
-A los 16 años formamos un grupo con amigos. En el fútbol, el más gordito va al arco, en teatro es el que dirige. Yo me lo tomé con toda responsabilidad. La verdad, lo disfrutaba mucho. Además, ya había leído las obras completas de Moliere, con quien sentía una gran identificación. Él murió en un escenario, así que con toda esa mística empecé.
-Y... ¿Por qué elegiste la actuación?
-Fue como todo chico que tiene la posibilidad que lo estimulen en algo. Yo fui al Instituto Ballester y comencé a actuar en los actos de la escuela. Más tarde formé parte del grupo de teatro y ya me fue imposible no amar la actuación. El Aula Magna se transformó en mi casa, mi refugio.
El actor, que ahora vive en la localidad vecina de Carapachay, reconoce que en Ballester y en el Instituto se siente muy cómodo. “Es que me crié acá, mi hija vive con su madre acá, estudié acá y todos mis amigos están acá”, deja en claro con una amplia sonrisa en su rostro.
Desde 2002 está al frente de “La Yunta”, un grupo que fundó entre padres, alumnos y ex-alumnos del Instituto, para que la gente se conociera y se desenchufara, luego del quiebre institucional y financiero de nuestro país en diciembre de 2001. “Es mi cable a tierra”, dice en un tono relajado.
En junio pasado presentaron a la comunidad “Fausto 2004”, una adaptación de la obra de Goethe, que pone en escena a 70 personas. Grandes, chicos, músicos que tocan en vivo y una gran cantidad de colaboradores, disfrutaron y dieron muestra de un gran trabajo. Kaspar cuenta: “Ahora nos tomaremos unas vacaciones, porque es muy difícil juntar a tantas personas que no se dedican a esto profesionalmente”. Sin embargo, ya están pensando en una próxima obra para junio de 2005. “Será sobre La Revolución Francesa, y con novedades respecto del teatro tradicio-nal, como ser un público de pie y los actores actuando entre medio de ellos”, adelanta el director, quien dirige a su hija y a su ex-esposa, que también forman parte del elenco.
Carlos es un polirrubro de la actuación. Participó en cine en “Flores amarillas sobre el tejado”, “Dibu 3” y en la reciente “Luna de Avellaneda”. También hizo doblaje de películas. Realizó publicidad radial lo que le permitió no gastar su imagen, pero sí ganarse unos pesos. En televisión hizo comerciales y a pesar de sus reparos debutó en “Chiquititas”. “Un día veo a mi hija saltando en la cama, tenía dos añitos, cantando chufa chufa, y yo indignadísimo, con todos los prejuicios de los que venimos del teatro. Días más tarde me llaman de Telefé y yo era feliz”, recuerda el chiquitito, dis-frutando de su anécdota. Luego, vinieron bolitos en “Ilusiones”, “El 22” y los cuarenta capítulos en “099 Central”. En 2003 el éxito de “El Beby” en “Resistiré” y actualmente lo vemos en “El Deseo”. En teatro está desde siempre. “No pasé un sólo año sin dirigir o actuar en alguna obra”, se jacta con orgullo.
-¿Cuándo te hiciste actor profesional?
-Conocí el teatro a los quince años, viendo “El burgués gentil hombre” de Moliere y con actuación de Osvaldo Terranova. Le dije a mi madre que yo quería trabajar ahí, que eso quería hacer. Así que, paralelamente a la carrera de Psicología, estudié Teatro con Rodriguez Muñoz -el de la tele es un monstruo-, Guillermo Bataglia y después estuve diez años a full en el Payró con Jaime Kohan. También tuve mi consultorio psicológico, que cerré en 1992. Pero fue luego de mi primer contrato con el Payró, que me dije: “Pucha, esto de ser actor profesional realmente me gusta ”.
-¿Cómo fueron esos comienzos?
-Tengo un amigo que me dice que soy la viuda de Kohan, porque lo quiero mucho y lo admiro como artista y como creador. Bueno, lo cierto es que me ofreció un papelito en el coro de “La oscuridad de la razón” y yo me lo tomé con mucho compromiso, una militancia. Recuerdo que pensaba: “Si una gota de mi sudor cayere sobre las tablas de este escenario, la causa estaría hecha”. Entonces, cobré mi primer sueldo y comencé con ese maratónico esfuerzo de currículum, foto, currículum, foto en los castings y agencias.
-¿Con la Yunta hasta dónde llegarán?
-El objetivo es convertir el colegio en un polo cultural, abrir la escuela a la comunidad. Es una tarea muy difícil, que conlleva un gran esfuerzo, pero año tras año vemos que cada vez convocamos a más gente. El grupo da lugar a todos, buscamos un papel para cada uno o la forma de que el que quiera, pueda participar.
-Para el remate, ¿qué es el teatro?
-Creo en el teatro como una forma de vida.
Gabriel Spinazzola - Julio 2004.
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