sábado

Juan y Nueve Reinas, a ciegas

Juan podría ser cualquiera de nosotros. Un repentino corte de energía, a la luz de las velas, pero sin película. Conocé tus derechos y obligaciones con Edenor.

Es un viernes de esas semanas tranquilas en la oficina, en las que los jefes se reúnen para mejorar la calidad de gestión. Juan sale temprano, ya que su jefe está en un meeting en algún lujoso hotel del centro. El viaje San Martín-Ballester es rápido. Baja del tren y, de vuelta a casa, pasa por el videoclub. Muchos de sus compañeros le contaron de lo buena que está Nueve Reinas, pero él todavía no la vió. Como Chaca juega mañana, sábado, el plan para esta noche es verificar los buenos comentarios que escuchó sobre la película de Ricardo Darín y Gastón Pauls. Pide unas empanadas para cenar. A punto de destapar la cervecita, mirando de reojo a la de panceta, cebolla y queso, sus ojos ya no ven nada, como cuando a uno le sacan una foto con un flash muy potente. Sin embargo, luego de unos segundos, Juan reconoce el silencio propio de una noche sin luz.

Verifica, mirando por la ventana de su dos ambientes, que el apagón es general. Sabe que no vale la pena llamar a Edenor, porque cuando se trata de apagones generales, la empresa detecta la interrupción. Además, cree que no hay necesidad de congestionar las líneas telefónicas.

Vuelve a la cocina, tanteando y caminando despacio. Es el momento de entender el consejo de su madre: tener en el primer cajón al lado de la heladera, una linterna y velas. Enciende una vela que coloca en el candelabro que su ex-novia no se llevó y con la linterna en mano, va en busca de la factura de luz. Recuerda haber visto alguna vez, que en el anverso está el número para llamar cuando hay falta de suministro. "Zona norte, zona norte. Ah, acá estás: 0800-666-4002 ó 4555-9600", su mente acompaña la búsqueda en penumbras. "La dejo a mano por si la luz le vuelve a todos y a mí no", se dice para sí.

Dos empanadas, media cerveza y la luz que no vuelve. Parece que el apagón es grave. Decide llamar a sus viejos. Si ellos tienen luz en Suárez, irá para allá y de paso se ahorra la visita del domingo. Busca el inalámbrico y no hay tono. "Je, je. Lógico, no hay luz", piensa y se ríe de sí mismo. "¿Mamá? Está cocinando. ¿Tu hermano? En lo de la novia. ¿Luz? No, y vos tampoco debes tener. Reciencito corté con los de Edenor y parece que saltó una de las fases de no sé dónde", el padre lo pone al tanto de todo en tres frases. Es que el viejo es un tipo tranquilo en la mitad de sus cincuenta. Experimentado y moderno a la vez.

"¿Sabés que este corte no puede durar más de diez horas?", pregunta a su hijo con la seguridad de saber que ese derecho está contemplado en el contrato de concesión. "Tampoco deberían cortarnos más de seis veces por semestre", agrega sin dejar espacio para que Juan conteste la pregunta.

"Al principio pensé que me la cortaron por no pagar la factura", confiesa Juan a su padre, aun cuando sabe que se le viene una especie de sermón sobre la responsabilidad y esas cosas. "Es que todavía no me la mandaron", acomete enseguida para que el viejo no lo sermonee.

"No, Juan, quedate tranquilo que para que te 'suspendan' el servicio, deben darse tres cosas: una, deben pasar cinco días del segundo vencimiento; dos, tienen que acreditar que te mandaron la boleta con una anticipación de cinco días al primer vencimiento; y tres, -completa Carlos con su característico tono pausado y claro- deben comunicarte que te van a 'suspender' el servicio 24 horas antes".

"¡Mirá vos!", exclama sorprendido Juan ante tanta información que maneja Carlos. "Me encanta como decís 'suspender' en vez de cortar", agrega el joven. "Una cosa es que te 'suspendan' y otra es que te 'interrumpan' el suministro. Si dijera corte, no sería claro", dice Carlos mientras prepara la frase siguiente. "Para que te 'interrumpan' el servicio, debe pasar un mes desde la 'suspensión'; y ahí sí, te sacan el medidor", remata el hombre con tono quejoso, sabiendo que una reconexión para casa de familia cuesta unos dolorosos ochenta y cinco pesos. "De todos modos, aunque no te llegue la factura, la tenés que pagar", le aconseja a su hijo. Carlos sabe que uno tiene la obligación de pagar aunque no le envíen la factura. Y siguen los consejos para Juan: "Fijate en la factura del bimestre anterior que, debajo de la fecha del segundo vencimiento, aparece el vencimiento de la factura siguiente". Y Carlos continúa: "Si vos laburás ahí cerca de las oficinas de Edenor en San Martín, en Moreno y Pellegrini. Atienden de 7 a 15".

Para esta altura de la conversación, Juan se da cuenta que, en esa sana competencia entre padre e hijo, este partido lo va perdiendo, por lo menos, dos a cero.
En un heroico intento de remontarlo arroja un: "Es que yo la pago por internet...". "Y bueno Juancito, en www.pagomiscuentas.com, una vez que abonás una factura de algún servicio, la boleta siguiente la tenés disponible para pagar, inclusive, antes de que te llegue a tu casa", le informa su padre. "También, la podés pagar desde el sitio web de Edenor: www.edenor.com.ar", agrega. "¡Papá, ¿te sabés todo?!", refunfuña Juan.

Carlos le comenta que además, como usuario, goza de otros derechos. Según lo establece el contrato de concesión, la facturación del servicio debe basarse en mediciones reales. Por consiguiente, si uno cree que el medidor no funciona adecuadamente, puede pedir a la empresa proveedora de energía que lo revise. Inclusive, si luego de la verificación, la sospecha continuara, Edenor debe volver a testear el medidor en el domicilio del usuario. Para esta segunda comprobación, la empresa deberá llevar otro medidor para comparar ambas mediciones. El contrato de suministro admite una diferencia entre estas mediciones de hasta un dos por ciento. De continuar la sensación que las lecturas sobre las que la concesionaria está facturando no fueran correctas, el cliente tiene la oportunidad de remitir el medidor a un laboratorio para que se estudie su funcionamiento. Los gastos incurridos en los dos últimos tests serán abonados por el usuario, en caso que el aparato trabaje dentro de los estándares establecidos. De demostrarse lo contrario, Edenor procederá al ajuste de los períodos correspondientes y afrontará, a su vez, las pruebas realizadas. Ante un reclamo equivocado que derive en la suspensión del servicio, Edenor deberá reconectar la energía eléctrica en un plazo no mayor a cuatro horas y, como penalización, deberá acreditar en la cuenta del usuario el 10% del importe erróneamente exigido. Carlos, finalmente, le cuenta que si los reclamos sobre supuestos errores en la facturación no son debidamente satisfechos, la empresa pagará una multa del 50% sobre las facturas en cuestión.

"Bueno viejo, dale un beso a mami de mi parte", se despide Juan que piensa que esta vez perdió por goleada. Pero se reserva, al menos, un gol de media cancha. "Por las dudas, voy a pagar la factura ya mismo por internet. No va a ser cosa que se me pase", termina su frase dejándole a su padre el remate. "¿Cómo vas a conectarte? ¡Si no hay luz!", pregunta extrañado Carlos. "Tengo la compu con una batería, para que los golpes de tensión no me la quemen", miente Juan para acortar un poco la desventaja.

Otras dos empanadas, el resto de la cerveza y todos los ruidos de los artefactos eléctricos suenan al unísono. El piií del contestador, el truc truc de la impresora, el zroom zroom de la heladera, todos iluminados sólo por la lamparita de 75w, que ilumina la cocina-comedor. Es el retorno de la energía eléctrica, y con ella la ligera sensación de que está todo como antes.

Es tiempo de ver Nueve Reinas. Juan se acomoda en el sillón que le regaló la abuela , y empieza a notar que su más reciente adquisición (una video grabadora usada) no funciona. "¡Pero si la semana pasada vi El Hijo de la novia lo más bien!", dice Juan como si esa frase le devolviera a la video los fusibles que la vuelta de tensión le quemó.

"Hola, papá. Yo de nuevo", se presenta Juan con voz desanimada, pero ya con el inalámbrico. Le comenta a su padre el problema con la video.
"¡Uy, qué cag...!", se lamenta Carlos. "Ahora te vas a tener que ir hasta Edenor, porque el trámite es personal. Te van a pedir cinco cosas: 1) fotocopia de tu DNI. 2) última factura paga, como no la tenés a tu nombre vas a tener que, primero, iniciar el trámite de cambio de titularidad. Entonces, 3) fotocopia del contrato de alquiler. 4) completar un formulario que lo podés bajar de internet. Y 5) por lo menos tres presupuestos por el arreglo para adjuntarlos con el formulario", le indica Carlos.

Su padre le comenta que la empresa debe darle una respuesta dentro de los treinta días. De no recibirla, será tiempo de reclamar al ente regulador. Continúa Carlos: "Anotá: www.enre.gov.ar, es la página del Ente Regulador de la Energía. Ahí también podés bajarte el formulario para hacer el reclamo con ellos". También le aconseja que anote el número de reclamo que Edenor le dará, porque en caso de llegar a la instancia de ir al Ente, se lo pedirán.

Juan está atónito ante todo lo que sabe su padre respecto del tema y le pregunta a su viejo de dónde saca tanta data. Carlos cierra: "Juancito, lo leí en VALOR, la revista que hacen tus amigos. ¡Completita, eh!". El “partido” de esta noche, será una de esas goleadas históricas que Juan recordará por un largo tiempo.

Gabriel Spinazzola - Octubre 2003.


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