domingo

Merry Christmas!

Una interesante y diferente visión de la Navidad de la mano de Gustavo Azcurra. El autor se zambulle en los orígenes de este festejo y reflota a la superficie con una realidad para meditar y, tal vez, replantearse en esta “fiesta”.

"Merry Christmas!". Este es el título que reza un cartel en un shopping de la zona Norte. Cuando lo veo me asombro y días después lo comento entre amigos. Me miran con cara de no entender nada, como diciendo: "Otra vez con su locura". Está bien, acepto que estaría bien, que no sería raro si el cartel estuviera escrito en castellano, puesto que vivimos en Argentina o si fuera diciembre y no principios de Noviembre. Es decir, más de un mes antes del inicio "oficial" de la Navidad. Porque eso dice el cartel: "Feliz Navidad". Aunque para muchos puede parecer obvio, mucha gente no lo sabe y tampoco tiene por qué saberlo.

Que la invasión cultural vino para quedarse no es una noticia nueva, aunque sí, bastante alarmante. El consumismo ha ido incorporando costumbres a nuestra vida, que se fueron disfrazando de necesidades. Hoy, uno no es, si no va a un shopping, si no come (¿come?) en Mc Donald's, si no festeja San Valentín o Halloween o compra y tira.

El sueño Americano, es una subversión de la plaga del sueño. Ataca por la espalda cuando dormimos y nos infecta de sueños ajenos y deseos incumplibles, pero no nos vacuna contra la frustración.

"Pero si vos estabas hablando de la Navidad", dice mi amigo. Perdón digo: "Sigo hablando de la Navidad" ¿O él acaso no sabe que la Navidad es otra forma de dominación, de usurpación, de globalización?

La iglesia ha hecho tanto para que nosotros creamos en Dios y lo queramos, como para que seamos agnósticos, ateos y sacrílegos. A través del tiempo lo que fue escribiendo con la mano, lo fue borrando con el codo, para adaptarlo al tiempo y a las necesidades.

En la antigüedad se llevaban a cabo varias fiestas que la Iglesia perseguía, ya que las consideraba paganas. Una de ellas, quizás la más importante, tenía lugar en Diciembre con el solsticio de invierno. Este día era conocido con el nombre de Noël (¿les resulta conocido?): la noche más larga y el día más corto. Se rendía homenaje a Dioses paganos que protegían las cosechas. Esto se practicaba en las ceremonias vikingas en honor de Odín, las Saturnalias romanas, el nacimiento del dios Indoiraní Mithra. Por otra parte no se festejaba el nacimiento de Jesús (esto es lo que se festeja en la Navidad) porque no se tenía fecha cierta de cuando había ocurrido. Así fue que en el año 334 al Papa Julio I se le ocurrió una idea brillante: ponerle fecha de nacimiento a Jesús. Ésta sería: 25 de Diciembre. De esta manera se apropió de una fiesta para transformarla en culto religioso, obligando a festejar algo en lo que estos pueblos no creían: en Dios, un Dios único y todo poderoso.

Quizás el primer acto de usurpación. Luego vendrían muchos más: evangelización, celibato, colonización o "dame la tierra y tomá la Biblia", y varios etcéteras más. Pero estábamos hablando de la Navidad.

Con el cristianismo la Navidad viaja por todo el mundo. Comienzan a nacer historias y leyendas que la decoran, y la hacen mágica y milagrosa. De esta manera nace del generoso Obispo Nicolás: Santa Claus, el cual repartía regalos a los niños. Luego el dibujante Nast, le pone cara y cuerpo a este personaje. Inventa historias del Polo Norte, de duendes. Más tarde, en 1931, Coca-Cola toma este dibujo, lo remoza, lo hace simpático, panzón y alegre, y re-inventa la imagen de Santa Claus, para vender y convencernos que la Navidad no es lo mismo si no hay Coca-Cola. También, de este viaje por el mundo aparecen tradiciones como los renos, el árbol, la comida, el comercio.

Los que podemos comemos comidas de invierno, decoramos nuestras casas con nieve artificial, las llenamos de luces, cantamos villancicos, ponemos medias en chimeneas que no funcionan. Nos disfrazamos de Santa Claus en verano, con 40º de calor y también, nos peleamos con nuestras cuñadas. Sufrimos con la visita de nuestras suegras, nos amasijamos en el supermercado para conseguir ananá para la ensalada de frutas y gastamos toneladas de dinero en fuegos artificiales y gastamos toneladas de dinero en curarnos las quemaduras de los fuegos artificiales. Nos divorciamos de nuestras parejas porque no quieren cenar con "mamá". Encendemos el televisor para festejar a las doce en punto, porque sino no sirve y nos frustramos para todo el viaje y comemos mucho y tomamos aún más, y nos accidentamos en los caminos y morimos en los hospitales y nada de esto tiene que ver con Jesús.

Una primera usurpación fue víctima de una segunda. Primero la Iglesia roba una fiesta que para ella era pagana, transformándola en fiesta santa. Luego el comercio roba una fiesta santa para trasformarla en lo que es hoy. Entre medio de eso, está la dominación cultural una y otra vez, como forma de hegemonizar y ejercer poder.
¿Debo aclarar que este artículo nada tiene que ver con Dios?

Estamos atentos a saludar a cuanta persona odiamos para purificar nuestras deudas y al día siguiente entre la "resaca" y la "hepatalgina" nos olvidamos de todo.
Sería bueno, como se dice por ahí, en lugar de tener tantas Navidades, tener más Noches Buenas y Días Buenos. Ser más sensatos y sinceros, porque como dice León: "La pobreza no llegará a su final, comiendo Pan el día de Navidad", que cuando el comercio llama, la Fe no responda. Que ser y tener no sea lo mismo. Es mi deseo de Navidad, para todos los que crean o no en ella.

Gustavo Azcurra - Diciembre 2003.


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