Después de Ficciones (1944) era muy difícil esperar una obra más consistente, más rica en símbolos, en belleza formal, en profundidad filosófica, en ironía inteligente, en erudición, universalismo y arraigo en lo argentino, pero ese milagro ocurre en 1949 con la publicación de El Aleph.
Uno solo de sus diecisiete cuentos bastaría para cifrar la gloria de un escritor. Imposible elegir entre El inmortal, El muerto, La casa de Asterión, El Zahir, Los dos reyes y los dos laberintos, La historia del guerrero y la cautiva, la Biografía de Tadeo Isidoro Cruz, Emma Zunz, El Aleph y cualquiera de los otros. Genialidades donde conviven el cuento y la parábola, Oriente y Occidente, lo mítico, lo fantástico y lo real, la perplejidad y la incertidumbre como recursos para llevar al lector al terreno donde juega el escritor con sus armas más certeras: una visión orgánica del tiempo, del hombre y de las distintas culturas y un dominio de las técnicas narrativas que nos envuelve en complejas tramas intelectuales con la perfección y equilibrio de un estilo magistral.
En fin, el Aleph es mi lectura inagotable desde hace muchos años y sé que aún esconde algo más para descubrir.
Nelly Vargas Machuca - Septiembre 2004.
Uno solo de sus diecisiete cuentos bastaría para cifrar la gloria de un escritor. Imposible elegir entre El inmortal, El muerto, La casa de Asterión, El Zahir, Los dos reyes y los dos laberintos, La historia del guerrero y la cautiva, la Biografía de Tadeo Isidoro Cruz, Emma Zunz, El Aleph y cualquiera de los otros. Genialidades donde conviven el cuento y la parábola, Oriente y Occidente, lo mítico, lo fantástico y lo real, la perplejidad y la incertidumbre como recursos para llevar al lector al terreno donde juega el escritor con sus armas más certeras: una visión orgánica del tiempo, del hombre y de las distintas culturas y un dominio de las técnicas narrativas que nos envuelve en complejas tramas intelectuales con la perfección y equilibrio de un estilo magistral.
En fin, el Aleph es mi lectura inagotable desde hace muchos años y sé que aún esconde algo más para descubrir.
Nelly Vargas Machuca - Septiembre 2004.
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