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Una Actriz Comprometida con la Vida

La reconocidísima actriz de cine y televisión tiene un vínculo muy fuerte con Villa Ballester. Desde hace veinte años amadrina el Hogar M.A.M.A. y tiene muchos ahijados a quienes cuida con mucho amor y dedicación.

Olga Adela Zubarriaín, más conocida como Olga Zubarry, le regaló a Revista Valor una charla muy amena mediante la cual pudimos conocer más a fondo a esta maravillosa actriz de corazón noble y generoso. Aquí, queremos compartir con nuestros lectores lo conversado con la actriz.

-¿Qué opinión le merece la televisión actual?
-Prácticamente, no miro televisión. Encendemos el televisor a las once de la noche y vemos el noticiero. Escucho a lo largo del día distintas radios que tienen diferentes visiones de los hechos. Lo que sé con respecto a la televisión, por lo que me cuentan mis amigas Aída Luz, Marta Bianchi, Beatriz Taibo, es que ahora no se estudian los libretos como antes. Dicen que los actores improvisan más y muchas veces esperan que le den el pie pero este nunca llega.

Cuenta que en la época que grababa, por ejemplo “De fulanas y menganas”, en cada oportunidad que tenía un rato libre iba a la biblioteca de canal 7 a estudiar, y cuando volvía al set de grabación se sabía la letra a la perfección.

-¿Quisiera volver a la actuación o ya colgó los guantes?
-Ya no. Comencé y terminé mi carrera con premios. El primero como revelación en “El ángel desnudo” y el último en la película “Plaza de almas” estrenada en 1998, trabajo con el cual me retiré.

Con apenas trece años, fue a los estudios Lumiton a ver a Mirtha Legrand y María Duval, a quienes admiraba. Allí, comenzaron sus primeras apariciones en cine como extra y a los dieciseis años el director Carlos Hugo Christensen la convocó para protagonizar “El ángel desnudo”. Fue una polémica película filmada en 1946 y calificada “no apta para menores de 18 años” por la escena en que la actriz aparece de frente con los hombros descubiertos y de atrás se ve la espalda hasta la cintura sin vestimenta visible alguna. En ese entonces, era una escena muy osada, aunque en la actualidad, seguramente, esa misma película sería calificada “apta para todo público”.

-¿Cómo pasa sus días desde que dejó de actuar?
-Disfruto mucho de mi familia. Tengo dos hijas y tres nietos. Mariana, la mayor, vive en California con su marido y su hijo, y Valeria a la vuelta de mi casa. Tengo a una de mis hijas a más de 14.000 kilómetros y la otra en la misma manzana que yo. También, salgo con Annita a buscar insumos y todo lo que vayamos necesitando para los chicos del hogar.

Se refiere a Anna Bieza, fundadora junto a su marido Juan Von Engels del Hogar M.A.M.A (ver nota página 10 y 11) de donde es madrina desde hace veinte años.

-¿Cómo se contactó con la gente de M.A.M.A.?
-Estaba con mi hija y vimos en la tele a un grupo de jóvenes contando muy amargados que les habían robado caños y tanques de agua que iban a ser utilizados para construir un hogar. Inmediatamente, me comuniqué con Juan y Anna quienes me mostraron el proyecto y, a partir de allí, me nombraron madrina y estuve siempre junto a ellos. Empezamos a buscar donaciones, conseguimos materiales, cerámicos, tejas, y al mes ya inauguramos con palco y suelta de globos. Fue unos de los tantos momentos inmemorables que he vivido.

Recuerda que al poco tiempo de abrir el hogar, las veinte vacantes que tenían para recibir a los menores derivados de los juzgados ya estaban cubiertas. Entonces, tuvieron que empezar a buscar otro terreno para construir el segundo, que por suerte, consiguieron a tan sólo seis cuadras del primero. Esta múltiple madrina reflexiona: “Las personas que donaron la primera vez lo hicieron luego, por la confiaza que nos tenían y porque sabían fehacientemente de qué se trataba la obra. Lo podían ver con sus propios ojos”.

-Recibió unos cuantos premios a lo largo de su vida…
-Sí, por mi trabajo como artista y por la parte solidaria. Estos últimos se los di todos al hogar, exceptuando uno: una cruz hermosa que me regaló el Cardenal Jorge Bergoglio y la tengo colgada en la cocina de mi casa, donde estamos siempre. Cuando viajé a Estados Unidos a visitar a mi hija se la llevé para que la viera. Es muy importante para mí.

Además, esta mujer, que participó en más de sesenta películas argentinas, fue ganadora de dos Martín Fierro a Mejor Actriz Dramática. También fue galardonada por la Asociación de Cronistas Cinematográficos como Mejor Actriz Principal por “El Vampiro Negro”, luego como Mejor Actriz Protagonista por “Marianela” y en 1961 ganó el Premio Hispanoamericano del Festival San Sebastián como Mejor Actriz por “Hijo de hombre”. Su labor televisiva también tuvo sus frutos: Premio Aptra como Mejor actriz por el ciclo “Alta Comedia” y años más tarde por “De Fulanas y Menganas”.

-¿Le gusta salir?
-Siempre salimos con mi esposo, vamos al cine, realmente nos gusta mucho. Este año hemos ido a la entrega de los premios de cine Cóndor de Plata en el Teatro Ateneo donde le han entregado un reconocimiento a mi marido (el pruductor y hombre de cine Juan Carlos Garate). Tiene noventa años y sigue yendo a trabajar todos los días y lo consultan a él por toda su experiencia y capacidad.

Fue realmente un placer escuchar a Olga Zubarry, una actriz de una trayectoria profesional intachable y una mujer simple que disfruta de la vida, que la comparte junto a su marido, hijas, nietos, ahijados, amigos, y que tuvo la deferencia de regalarme un momento inolvidable que me acompañará de aquí en adelante.

Alejandra Cinquemani - Septiembre 2004.


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