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Filosofía, Cultura y Acción Social

Es una asociación de carácter humanista, filosófico y sociocultural. Sus campos de acción fundamentales son la Escuela de Filosofía, las actividades culturales y el voluntariado.

Hace cuarenta y ocho años, un joven estudiante de Filosofía soñaba con cambiar el mundo. Aspiraba a mejorar las cosas y recobrar los valores. Empezó a hacerlo desde un rincón del mundo, en una pequeña habitación de una casona ubicada en un barrio porteño. Allí comenzó a dictar clases promoviendo la Filosofía como conocimiento global, conjugando Ciencias, Artes, Ética y Metafísica, en un ideal de realización humana.

Este soñador e idealista, Jorge Ángel Livraga Rizzi (1930-1991), creó en 1957 Nueva Acrópolis como una entidad sin fines de lucro. Fue diseminando semillas por los cinco continentes que hoy florecen en cincuenta países. En Argentina funciona en la sede central -casa del fundador- y en otras tres sedes, una de ellas ubicada en Villa Ballester. Todas sus actividades son llevadas a cabo gracias al grupo de voluntarios que la integra y trabaja a pulmón, al igual que su creador, con completa independencia de intereses políticos, religiosos o financieros.

Uno de sus pilares fundamentales es la Escuela de Filosofía. Su programa de estudios abarca los más importantes sistemas de pensamiento de Oriente y Occidente, con propuestas prácticas para todos aquellos que quieran saber algo más sobre sí mismos y sobre la Vida. Adriana Vellegal, encargada de Relaciones Públicas, cuenta que los cursos introductorios duran cuatro meses y las clases son de dos horas una vez por semana. “Se ven varios temas a grandes rasgos y si la gente quiere seguir profundizando se anota en los cursos siguientes”, agrega Adriana.

Gabriel Castillo, responsable de la sede en Ballester, relata cómo fueron los comienzos en estos pagos: “Esta sede se inauguró en enero de 2003. Era un galpón de una fábrica en desuso que fue cedida por un médico miembro de Nueva Acrópolis. Lo fuimos remodelando hasta convertirlo en lo que es hoy. Todo fue hecho con nuestro trabajo en los tiempos libres y con los fondos que fuimos recaudando”. Además de los ballesterenses, se acerca gente de todas las edades de San Martín, Munro, Villa Adelina. Durante todo el año se dictan conferencias y seminarios gratuitos sobre distintos temas relacionados con las antiguas culturas orientales y su relación con la vida actual.

Otra de las bases de Nueva Acrópolis la conforma la acción social, que a través de hombres y mujeres voluntarios, quieren hacer un mundo más justo y más humano. “La acción social que nosotros realizamos es parte de la aplicación de la Filosofía”, cuenta con orgullo Adriana. Se le llenan los ojos de lágrimas y el corazón de emoción cuando habla de la Asociación Formoseña “Hogar Esteban Maradona”. Es una organización que asiste a familias formoseñas que viajan a Buenos Aires para realizar algún tratamiento médico a sus hijos. Es gente muy humilde que necesita mantenerse acá y mantener a su familia, por lo general muy numerosa, que se queda en Formosa. Nueva Acrópolis colabora con ellos, y con quienes ve que lo necesitan, a través de la realización de espectáculos a beneficio y con el apoyo de grupos artísticos voluntarios. Gabriel se suma: “Estuvimos colaborando con el Hogar de Niños Manuel Belgrano de la calle Artigas. Como tienen un comedor que funciona muy bien no tienen problemas en ese sentido, entonces se les compró calzado nuevo de acuerdo a lo que cada chico necesitaba”. En una oportunidad, a través de uno sus miembros, se enteraron que en un Hogar en Benavidez les estaba haciendo falta una heladera y, como tenían una en funcionamiento y no la estaba usando, se la llevaron. También trabajan en conjunto con la sede central en la recolección y entrega de juguetes y alimentos.

Omar Restom es el Director de Nueva Acrópolis y su primer contacto con ella fue hace diecisiete años. Lo recuerda así: “Soy instructor de artes marciales y llegué buscando ese contenido filosófico que le faltaba a otros lugares. Cuando fue pasando el tiempo me di cuenta de que las artes marciales eran el entusiasmo juvenil pero que lo importante era lo filosófico. Al enterarme del curso de Filosofía dije ‘voy a ver que tal es’, y acá estoy. Descubrir a Platón y poder llegar a entender que era una persona que soñaba con las mismas cosas con las que soñamos hoy, eso para mí fue maravilloso”. Al preguntarle por el origen y el por qué del nombre de esta institución, Omar relata con pura convicción: “Acrópolis significa ciudad alta, y esta nueva acrópolis lo que propone no es conformar una ciudad a donde pueda llegar un solo tipo de personas, sino una ciudad alta en el plano espiritual. Con eso no me refiero a algo religioso, sino a lo que está relacionado con los elementos más sutiles del hombre, parte de nuestras emociones más elevadas, nuestros ideales, ese concepto que tenemos de la naturaleza, de Dios, como un todo unificado. Esa ciudad alta lo que propone es un lugar en donde aquellos que tienen ese tipo de aspiraciones puedan encontrarse. Un lugar donde los jóvenes puedan compartir búsquedas comunes. Es maravilloso ver a un adolescente que, al llegar acá y encontrarse con un par que busca lo mismo que él, se le ilumine el rostro porque ha descubierto que no es el único soñador. Eso es una Nueva Acrópolis”.

El objetivo principal es promover un espacio donde la gente se pueda acercar y compartir esas buenas intenciones, esas ganas de cambiar las cosas a través del autoconocimiento, de la integración con la naturaleza y con la sociedad.

Alejandra Cinquemani - Septiembre 2005.


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