Pienso en alguien fuerte, aun cuando sus músculos no se encuentren muy trabajados o ejercitados. Sin embargo, resiste las tempestades de la vida, y no estoy refiriéndome a huracanes ni tsunamis, sino a tempestades del corazón. Este alguien logra abrirse camino en esta selva hostil llamada sociedad, peleando más de mil batallas en pos de un sueño, de un ideal, de un amor.
Alguien que ama, sincera, sensible, totalmente.
Pienso en alguien de piel suave como el pétalo de una rosa, pero que si fuera necesario resistiría los más temidos vientos del desierto.
Mi alguien es bello, y no importa tanto la belleza física que es tan subjetiva a veces, sino en alguien de belleza interna, capaz de despertar una lágrima de emoción por un poema, o por la sonrisa de los hijos, o quizás por una caricia de sus padres.
Alguien que, también la vida tiene estas cosas, explota en llanto, por algún dolor del alma y del cuerpo, pero que renace y se apresta a enfrentar otros dolores, sufre para gozar luego con mayor plenitud.
Pienso en alguien que no esconde sus penas, tampoco las alegrías. Alguien fiel, que se expresa, que siente, que reclama, que escucha, que acompaña, con capacidad para levantarse una y otra vez con la fuerza y la determinación necesaria para ser feliz.
Pienso en alguien, y pienso en tí: mujer.
Y entre todos esos seres únicos y maravillosos, hay alguien muy especial, con un par de ojos que me miran con brillo de lagrimitas de amor, iguales a las que caen de mis ojos cuando escribo su nombre: Alejandra.
Abril 2006.
Alguien que ama, sincera, sensible, totalmente.
Pienso en alguien de piel suave como el pétalo de una rosa, pero que si fuera necesario resistiría los más temidos vientos del desierto.
Mi alguien es bello, y no importa tanto la belleza física que es tan subjetiva a veces, sino en alguien de belleza interna, capaz de despertar una lágrima de emoción por un poema, o por la sonrisa de los hijos, o quizás por una caricia de sus padres.
Alguien que, también la vida tiene estas cosas, explota en llanto, por algún dolor del alma y del cuerpo, pero que renace y se apresta a enfrentar otros dolores, sufre para gozar luego con mayor plenitud.
Pienso en alguien que no esconde sus penas, tampoco las alegrías. Alguien fiel, que se expresa, que siente, que reclama, que escucha, que acompaña, con capacidad para levantarse una y otra vez con la fuerza y la determinación necesaria para ser feliz.
Pienso en alguien, y pienso en tí: mujer.
Y entre todos esos seres únicos y maravillosos, hay alguien muy especial, con un par de ojos que me miran con brillo de lagrimitas de amor, iguales a las que caen de mis ojos cuando escribo su nombre: Alejandra.
Abril 2006.
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