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Un Mar para Disfrutar

Argentina posee muchos lugares maravillosos, imponentes, tranquilos, exóticos. Leonardo nos cuenta su visita a las cálidas aguas de Las Grutas, donde convergen buenos mariscos, tranquilidad y naturaleza.

Las bellezas de nuestro país no dejan de sorprenderme. Si bien vacacionar en el mar nunca me gustó mucho, de vez en cuando iba a Monte Hermoso en la Provincia de Buenos Aires, cerca de Bahía Blanca. Este año, después de varios de no pisar la playa en verano, decidimos volver a la mar pero para conocer algo distinto; hacía rato que veníamos escuchando hablar bien de Las Grutas en Río Negro, así que ese fue nuestro destino en Marzo de 2005.

Esta localidad se encuentra entre mil cien y mil doscientos kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, según por cual ruta se elija ir. Existen un par de posibilidades. Una es tomar la Ruta Nacional 3, con esta opción el camino es más corto, pero más transitada. La otra alternativa (la que yo elegí) es tomar la Ruta Nacional 5 en Luján hacia Santa Rosa, empalmar la Ruta Nacional 35 hasta el cruce con la Ruta Nacional 154, luego Ruta Nacional 22, empalmar con la Ruta Provincial 2, pequeño tramo de la Ruta Nacional 3 para retomar la provincial 2 hasta llegar a destino. A pesar de las vueltas es más rápido que por la alternativa uno.

Las Grutas es un pueblo costero pequeño, pero se nota que el auge que está teniendo en los últimos años lo está obligando a crecer para poder brindar atención a los turistas que colman las playas, más que nada en Enero y Febrero. Tiene una calle peatonal que corre prácticamente paralela a la costa, por eso se puede comer en algunos restaurantes con una bella vista al mar. Básicamente, es un pueblo de pescadores, lo que deriva en una gran variedad de mariscos que se degustan en distintos lugares, con la certeza de que el alimento es fresco.

Una de las características más notorias en esta zona es la amplitud de las mareas. Dependiendo de la hora a la que lleguen a la playa, pueden encontrarse con que el mar está casi doscientos o trescientos metros alejado de la costa, por lo que durante las seis horas que dura la bajamar mucha gente aprovecha para disfrutar de la playa, más que nada en una relativamente pequeña extensión ubicada en el centro. En la mayoría de ellas, durante la bajamar quedan expuestas afloraciones pedregosas que impiden o hacen dificultoso acercarse al agua. De todas formas, también en la zona del centro, se construyeron unos “piletones” de piedras en los que queda el agua cuando el mar baja y la gente se baña en ellos. Otra característica de estas playas es que entre las piedras se ocultan pulpitos que son recolectados por los lugareños en el momento de bajamar para luego comercializarlos. Un lugar conocido para conseguirlos a buen precio es la llamada “Villa de los Pulperos”.

Las aguas de esta parte del Mar Argentino son muy limpias y transparentes. Además, debido a una corriente cálida proveniente de Brasil, la temperatura del agua es superior a la de la costa en Buenos Aires. Con el agua a la cintura normalmente nos podemos ver los pies. Quizás, el grado de salinidad sea un poco más alto ya que no es difícil mantenerse para hacer “la plancha” en el agua. Salvo que haya mucho viento, el mar es bastante tranquilo. No hay olas grandes, ya que se encuentra en un golfo, el Golfo San Matías. La playa más linda para mi gusto es la llamada “Piedras Coloradas” a unos cuatro kilómetros de la ciudad. Otras playas que también se pueden visitar son “El Buque” o “El Sótano”. Se encuentran en la misma dirección de “Piedras Coloradas” pero un poco más lejos. El problema es que no hay buena señalización aún. Los ingresos y el camino en sí no están todavía bien preparados. En general las playas son bastante amplias y tranquilas, excepto en el centro que obviamente se colma de gente con la bajante. Aquí, durante la pleamar desaparece la costa y el agua llega hasta los acantilados donde, con el transcurso del tiempo y con la fuerza del agua, se han formado unas cavidades en la tierra que dieron origen al nombre del lugar.

No deben dejar de conocer el Puerto de San Antonio Oeste, a pocos kilómetros de Las Grutas, es un puerto único en el mundo por sus características, dado que los barcos quedan varados en el lugar cuando hay bajamar. Allí también se puede observar una de las primeras estaciones de tren y la casa del Ingeniero Jacobacci, que fue entre otras cosas, el encargado de la construcción de la primer línea férrea en la Patagonia, uniendo San Antonio Oeste y la sureña Bariloche.

Imperdible es el Puerto de San Antonio Este y sus magníficas playas. Allí en lugar de arena encontramos kilómetros de una playa blanca cubierta de conchillas y caracoles que en algunos casos son bastante grandes. Es realmente un paisaje maravilloso y un mar distinto en nuestro país.

Leonardo Chiappe - Julio 2005.


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